No gozan precisamente de buena fama, tardan en llegar pero cuando lo hacen, se nota. Las muelas del juicio en ocasiones son dolorosas y molestas, tanto que obligan a acudir al dentista a personas que en otras circunstancias no lo harían.
Muelas del juicio: qué son y qué daños provocan
Lo primero que tenemos que decirte es que si empiezas a notar molestias en tu boca, no lo dudes. Visita a tu dentista lo antes posible. Con el tratamiento debido, se puede aliviar el dolor y evitar que las muelas del juicio ocasionen daños mayores en tu dentadura.
Suelen salir entre los 16 y los 21 años, aunque en algunas personas se retrasan o no salen nunca. Son los terceros molares y cuando quieren salir ya no tienen espacio en la boca, por eso molestan y les cuesta salir.
Las muelas del juicio enterradas que intentan salir provocan dolor e inflamación, enrojecimiento en la zona y, en algunos casos, infecciones muy dolorosas.
Dado que no tiene espacio, la muela del juicio sale donde logra hacerse hueco y esto puede provocar el desplazamiento del resto de piezas dentales. Literalmente, una muela del juicio puede destrozarte la boca si no controlas la situación.
Tratamiento para las muelas del juicio
La buena noticia es que hay tratamiento. Normalmente, la solución más fácil es extraer la pieza, que se realizará en quirófano y bajo anestesia local. Así mismo, tanto si se extrae como si no, el dentista te dará unos medicamentos para aliviar el dolor y tratar la infección en caso de que la haya.
Con el debido seguimiento, el dentista controlará que las muelas no generen más molestias que las esperadas y que el resto de piezas dentales no sufran daño por culpa de la muela del juicio que está empujando para salir y que en muchas ocasiones, incluso, sale doblada.
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