La dolencia más habitual en la salud bucal es la caries. La caries se produce cuando las bacterias provocan una cavitación en el esmalte dental. Esto puede provocarte sensibilidad al frío, al calor, al comer chocolate o alimentos azucarados o un intenso dolor punzante al masticar o intentar dormir.
Es recomendable empastar la caries cuanto antes, ya que cuando la infección avanza puede llegar a la parte más interna de la muela o diente, provocando dolor o incluso una gran infección. Llegados a este punto un empaste ya no será suficiente para salvar la pieza y quitar el dolor. Y es ahí cuando el odontólogo te recomendará la extracción de la pieza o una endodoncia.
¿Qué es la endodoncia?
La endodoncia es un tratamiento mucho más conservador que la extracción. Consiste en limpiar la parte del esmalte afectado por caries y además retirar el nervio del diente o muela y de sus raíces. Esto es lo que comúnmente se conoce como «matar el nervio«. De esta forma, la pieza dental queda insensible y puede soportar la restauración del diente. Este tratamiento suele requerir de varias visitas a la consulta. Tras la endodoncia es recomendable cubrir la pieza endodonciada con una corona porcelánica, que protegerá y alargará la vida de la pieza en boca. Tras la endodoncia, conservas la capacidad funcional y estética de la pieza. Pero su vida media en boca ronda los 10 años, porque tras matar el nervio la pieza queda sin riego sanguíneo por lo que la parte dura del diente se va secando y tornándose más frágil.
Realizarse este proceso conservador es mucho más ventajoso que perder la pieza. Aparte de la función estética y funcional, la falta de la pieza provocará un hueco en la boca que el resto de dientes intentarán cubrir, provocando que las piezas colindantes se muevan. En definitiva, es una buena elección.
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