Tu piel es un escudo frente a las condiciones ambientales. Te protege del frío, del calor y de otros impactos y sensaciones. Es la parte de nuestro cuerpo que tiene contacto con el exterior y resulta fundamental para protegernos de sus riesgos.
Las edades de tu piel y sus cuidados
Además de su función protectora, la piel tiene una importancia estética. Ten en cuenta que es lo primero de nosotros que ve la gente. Sobre todo, en el rostro. Es normal que quieras cuidarla (por ejemplo, mediante tratamientos faciales), pues es una de nuestras principales cartas de presentación.
La piel va sufriendo un deterioro progresivo, que se debe, básicamente, al envejecimiento. Influyen dos procesos paralelos: por una parte, el desgaste que provoca el llamado reloj biológico, que va unido a la genética y al transcurso del tiempo; y, por otro lado, los efectos de los factores externos, como la exposición solar, la contaminación, el estrés, los ritmos del sueño o los vicios.
Toma nota de los problemas y las soluciones para la piel según tu edad.
20 años
Los problemas de acné y sequedad pueden ser tratados con cosméticos hidratantes y específicos.
30 años
Ya comienzan a surgir arrugas finas y poros dilatados y se pierde brillo. Los peelings, la carboxiterapia y mesoterapia facial son soluciones a tener en cuenta.
40 años
A las arrugas se unen los melasmas, los lentigos y otras manchas faciales. La radiofrecuencia, el láser y los tratamientos anti manchas pueden resultarte muy útiles.
50 años
La flacidez se incrementa, sobre todo alrededor de la boca, en consecuencia el óvalo facial pierde forma. Los peelings profundos y el ácido hialurónico serán tratamientos adecuados.
60 años
En esta fase se presentan fotoenvejecimiento, sequedad y flacidez generales, por lo que un lifting quirúrgico puede ser el remedio.
En definitiva, prueba estos tratamientos adaptados a las edades de tu piel y retrasa su envejecimiento.
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