Uno de los factores más importantes a la hora de conseguir tener una boca sana es la higiene oral diaria. Es la mejor herramienta que tenemos a nuestro alcance para preservar la salud bucodental. Ciertamente, las visitas regulares al dentista y los tratamientos mejorarán nuestra funcionalidad bucal y el estado de nuestra boca; pero, si, después de estas acciones, no nos lavamos correctamente los dientes, echaremos a perder todo el trabajo que ha realizado el odontólogo.
Cómo conseguir una correcta higiene oral diaria
La higiene oral es un hábito. Seguramente, recuerdes aquellos momentos durante tu infancia en los que te tocaba lavarte los dientes. Muy seguramente, también lo hacías a regañadientes. Ahora, al echar la vista hacia atrás, agradeces a tus padres el ahínco con el que insistieron.
Es por eso que, ya desde los seis meses, cuando el primer diente erupciona, es importante cuidarlo. Tras la toma de alimentos, lo ideal sería limpiar los dientes del bebé con una gasa húmeda, así como las encías. Con el paso del tiempo, el bebé ya será un niño que revolotea, salta y juega. Ya no es tan fácil conseguir una correcta limpieza de los dientes, pero… ¡has de insistir! Y es que esta época marcará enormemente la actitud de ese niño en el futuro. Si, ya desde pequeño, adquiere un hábito y lo lleva a cabo de manera constante y efectiva, siempre lo hará.
Asimismo, a la hora de conseguir la habituación, la técnica también es un elemento básico. Principalmente, hay que colocar el cepillo formando un ángulo de 45º con las encías, moverlo hacia adelante y atrás suavemente y cubrir todo el diente. Además, esta acción se tiene que realizar en todas las caras del diente.
De este modo, con la habituación y corrección técnicas, conseguirás una higiene oral diaria excelente.
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